Por FIGSA
La mortalidad materna constituye uno de los problemas más graves de salud pública a nivel global. Este indicador refleja el número de muertes de mujeres durante el embarazo, el parto o el puerperio debido a complicaciones relacionadas con estos procesos. Es un indicador que refleja tanto el funcionamiento de los sistemas de salud como la equidad en el acceso a cuidados esenciales.
En función del lema anual de la Organización Mundial de la Salud y de nuestra entrevista previa con Marcela Miravet, decidimos revisar qué nos dicen los datos de países vecinos y la situación de la provincia de Córdoba, en Argentina.
Al analizar los datos de mortalidad materna de los últimos 20 años, emerge un patrón que suele describirse como una “imagen de serrucho”, es decir, una tendencia estadística caracterizada por el estancamiento. Las oscilaciones de la tendencia, representadas en altas y bajas alternadas, evidencian desafíos estructurales no resueltos. Ahora bien, el más reciente y preocupante ascenso de la mortalidad materna ocurrió durante la pandemia de COVID-19, donde las restricciones sanitarias, la saturación de hospitales y la redirección de recursos hacia la emergencia epidémica limitaron gravemente el acceso a servicios de salud para las mujeres gestantes, principalmente relacionados al control prenatal.
Fuente: Unicef (2025)
Razón de Mortalidad Materna (RMM): la OMS define la mortalidad materna como la muerte de una mujer durante el embarazo o dentro de los 42 días posteriores al parto, debido a causas relacionadas con el embarazo o su manejo, excluyendo causas accidentales o incidentales. La RMM es un indicador clave en salud pública que mide la cantidad de muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos en un período determinado. Se utiliza para evaluar la calidad de la atención obstétrica y el acceso a servicios de salud materno-infantil en una población. Su reducción es un objetivo fundamental en políticas de salud y desarrollo.
En el gráfico 2 observamos la RMM considerando desagregaciones por provincia para el año 2023. 13 provincias, incluida Córdoba, presentaron las RMM más elevadas (por encima del promedio nacional de 3,15). Ya las 11 restantes presentaron valores por debajo del promedio nacional.
Gráfico 2. Razón de Mortalidad Materna (RMM). Provincias de la República Argentina y total país, 2023.
Fuente: elaboración propia sobre la base de información provista por la Dirección de Estadística e Información de Salud del Ministerio de Salud de la Nación (DEIS) y de la Dirección nacional de Estadística y Censos (INDEC).
El caso de Córdoba es emblemático dado que históricamente ha coincidido con la tendencia nacional (gráfico 3). En el año 2019 es el valor mínimo, correspondiente a una RMM de 2,0 por 10.000 nacidos vivos. Vuelve a ascender a 3,4 en 2020 y a 6,3 en 2021, por el impacto de la Enfermedad por Covid-19; mientras que para el año 2022 vuelve al mismo valor que en 2020, 3,4 por 10.000 NV. Ya en el año 2023, con un aumento de 4,5, por primera vez, la provincia cordobesa supera a la media nacional.
Fuente: elaboración propia sobre la base de información provista por la Dirección de Estadística e Información de Salud del Ministerio de Salud de la Nación (DEIS) y de la Dirección nacional de Estadística y Censos (INDEC).
Con relación a las causas de muerte materna, en Córdoba, a partir del año 2022, las causas obstétricas directas (debidas a complicaciones obstétricas durante el embarazo, parto o puerperio), muestra una tendencia ascendente, explicando el 53% de las muertes (Gráfico 4).
Fuente: elaboración propia sobre la base de información provista por la Dirección de Estadística e Información de Salud del Ministerio de Salud de la Nación (DEIS) y de la Dirección nacional de Estadística y Censos (INDEC).
También las causas obstétricas indirectas (resultantes de una enfermedad preexistente o una enfermedad desarrollada durante el embarazo, la cual puede ser agravada por los efectos fisiológicos del embarazo y no fue debido a causas obstétricas directas) presentan una tendencia creciente en el periodo analizado, alcanzando su pico en el 2021 como consecuencia del Covid-19. Luego, estabiliza su comportamiento durante los años 2022 y 2023, representando el 23,5% de las causas para el último año mencionado. El embarazo terminado en aborto es el grupo de causas de muerte que menos explica la RMM, sin embargo llega al 1,0 por 10.000 nacidos vivos para el final del período analizado, cuando su tendencia se mantuvo por debajo de esa cifra.
La tendencia de la RMM en la provincia de Córdoba y en el país, nos lleva a reflexionar sobre la calidad y accesibilidad de los servicios materno-infantiles. Garantizar el derecho de la salud y a la vida de quienes gestan y de quienes nacen requiere la acción coordinada no solo de diferentes niveles de gobierno, sino también de distintos actores sociales.
Para los gobiernos locales, el desafío radica en fortalecer la red de atención primaria de salud, asegurando que las personas gestantes tengan acceso a controles regulares, seguimiento adecuado y derivaciones oportunas. Además, es crucial mejorar la infraestructura hospitalaria en regiones rurales, estableciendo protocolos de atención obstétrica de emergencia y capacitando a profesionales de salud en prácticas seguras y respetuosas. La disponibilidad de transporte sanitario eficiente también es clave para garantizar acceso a atención especializada sin barreras geográficas.
A nivel provincial y nacional, se requiere una planificación estratégica que incluya la asignación equitativa de recursos, sistemas de vigilancia epidemiológica actualizados y disponibles así como programas integrales para comunidades en situación de mayor vulnerabilidad. Es necesario fortalecer programas de educación y sensibilización sobre derechos sexuales y reproductivos, especialmente en poblaciones jóvenes.
Desde la sociedad civil, el rol de instituciones no gubernamentales, organizaciones comunitarias y redes de apoyo es fundamental para impulsar y fortalecer las iniciativas estatales, así como generar procesos propios de cambio y control social. Todo abordaje debe contemplar un enfoque de equidad territorial y perspectiva de género, asegurando que la maternidad no sea un factor de riesgo por cuestiones de identidad, situación socioeconómica o afiliación étnica.
En definitiva, la reducción de la mortalidad materna no depende únicamente de mejoras técnicas en los sistemas y redes de salud pública, aunque estas sean fundamentales. También requiere un compromiso político colectivo que involucre a todos los espacios que defendemos el derecho de la salud y a la vida, impulsando acciones conjuntas para proteger y acompañar a quienes gestan. Garantizar su sobrevivencia y bienestar es también garantizar el desarrollo de las infancias en sus primeros años, una etapa crucial que define su futuro. La tarea es compartida y nos convoca a construir un sistema más seguro, equitativo y accesible.
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2 Comentarios
Excelente
Excelente y muy completo análisis crítico de la realidad actual ante este gran desafío en Salud de las mujeres . Políticas públicas concretas con compromiso activo de todos los actores involucrados (los gobiernos centrales y locales, la sociedad civil, los servicios de salud, las Universidades, los equipos de salud, las familias y las comunidades ) definiendo estrategias y acciones y recursos para lograr impacto sanitario con una reducción sostenida de las muertes maternas. El artículo muestra claramente hacia donde deben orientarse los esfuerzos en ese sentido. Felicitaciones!